Iluminando desde los 60
La invención de la lámpara de lava se remonta a la década de 1940 pese a ponerse de moda en los años 60. Su creador fue Edward Craven-Walker quien tuvo la idea de crear una lámpara única y llamativa basada en principios científicos.
¿Cómo dio con la idea?
La inspiración de Craven-Walker para la lámpara de lava vino de una lámpara de aceite que observó en un pub suizo. La lámpara de aceite tenía una botella de vidrio llena de líquido y una bombilla que emitía calor. Esto le hizo pensar. ¿Cómo podría diseñar una lámpara que funcionara de manera similar y con un efecto visual hipnotizante?
El resultado de sus experimentos fue la lámpara de lava, que originalmente se llamó «Astrolite» cuando la patentó en 1963. La lámpara de lava consistía en una botella de vidrio llena de agua y cera parafina, con una bombilla en la base que calentaba la cera. A medida que la cera se calentaba, se derretía y subía a la parte superior de la botella en forma de burbujas. Cuando la cera caliente entraba en contacto con el agua más fría de la parte superior, se enfriaba y caía de nuevo, creando un efecto de movimiento continuo que se asemejaba a lava líquida.
Impacto
La lámpara de lava se convirtió rápidamente en un símbolo de la contracultura y la psicodelia de la década de 1960. Fue adoptada por músicos y artistas de la cultura pop, como un elemento decorativo. Su apariencia psicodélica y su efecto relajante hicieron que fuera un elemento muy popular en fiestas y reuniones sociales.
A lo largo de los años, las lámparas de lava han experimentado varias resurrecciones en popularidad y han evolucionado en términos de diseño y tecnología. Hoy en día, siguen siendo un objeto de nostalgia y una pieza de decoración única en muchos hogares y espacios de diseño vanguardista. La historia de las lámparas de lava es un recordatorio de cómo la creatividad y la innovación pueden dar lugar a objetos icónicos que perduran a lo largo del tiempo.